martes, 2 de febrero de 2010

Ha llegado el momento...

Mañana no, ahora es cuando uno tiene que dar lo mejor de sí mismo, cumplir promesas y ser un hombre de palabra.
Claro... que a mi manera, pues ni pienso dejarme pisotear, ni soy un voluntario de la beneficiencia. Ahora es el momento de hacer lo que uno tiene que hacer, sin preocuparse en dejar atrás a nadie en el camino. Es hora de pensar en uno mismo, en lo que al fin y al cabo siempre estará ahí y nadie te podrá quitar. Es tu deber contigo mismo.
Nadie podrá arrebatarme eso, por mucho que lo intente, o que lo haga sin darse ni cuenta.
Es la hora de seguir luchando (estudiando), la batalla final cada vez está más cerca (fin de exámenes), y aunque haya bajas amigas (sacrificar mucho tiempo), el honor de ganar la batalla (relax y paz) es majestuosamente grande (fieshta! xD).
Ahora dejémonos de metáforas estúpidas y empecemos a reflexionar...
¿qué es lo que al final queda cuando todo el mundo te deja atrás?
Lo de siempre: soledad y amargura, pero también libertad e independencia.
La vida siempre tiene dos filos, pero siempre hay que cortarla con uno. Hay que ver cosas positivas de donde no las hay, ni medio vacío, ni medio lleno, es una gran sobrevaloración de las cosas... el vaso es demasiado grande para albergar tan poca cosa, no es necesario verlo de una manera o de otra, simplemente hay que aceptarlo.
Aceptarse a uno mismo y a lo que tiene a su alrededor, es una dura tarea aún por aprender para mucha gente. A veces, uno tiende a cambiarse a sí mismo, cuando lo que ha de cambiar, generalmente, es lo que tiene a su alrededor...

Uno ha de mirar siempre por uno mismo, al fin y al cabo, es el único que no te va a fallar, ni aunque quiera, ni se lo proponga, ni lo pretenda.

Un saludo,



"La libertad no tiene su valor en sí misma: hay que apreciarla por las cosas que con ella se consiguen." -Ramiro de Maeztu-